jueves, 7 de enero de 2010

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA:

Lula Da Silva, presidente de Brasil, llevó a la pasada Cumbre de Copenhague ambiciosos objetivos para acabar con la deforestación amazónica y enarboló un discurso con el que quería colocar a Brasil como punta de lanza de los países emergentes dispuestos a diseñar un modelo de crecimiento distinto, más verde, y basado en las energías limpias y renovables.
Pues bien, nada más lejos de la realidad: se publica hoy que el gobierno de Lula ha invertido unos 8.000 millones de dólares en un ambicioso proyecto para construir dos grandes presas en el río Madera, el más importante de los afluentes del Amazonas.
El proyecto de ambas represas, sin embargo, es sólo el comienzo: en los próximos años se prevé la construcción de hidroeléctricas, carreteras, gaseoductos y redes de energía, inversiones por valor de 30.000 millones de dólares (unos 21.000 millones de euros) que pretenden explotar y transportar los recursos naturales de la zona.
Todo ellos imlicará, por un lado, importantes beneficios económicos, pero, por otro lado, supondrá: inundaciones, alteraciones en el curso de los ríos, pérdida de biodiversidad (el Amazonas es el río más ricso en especies de peces), contaminación, riesgo para la salud humana por repunte de enfermedades tropicales, deforestación (esta región es la que mayor índice de deforestaión tiene de Brasil)...

Volvemos al eterno debate de siempre: desarrollo económico vs conservacionismo.
Y yo me pregunto, ¿dónde queda el desarrollo sostenible?

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