lunes, 13 de octubre de 2008

El hielo ha sido clave para la buena conservación de la planicie tibetana

  • El avance y retroceso de los glaciares explica el escaso efecto erosivo del río
  • El calentamiento global plantea nuevos riesgos de inundación en la zona
Ampliar fotoUna presa de morrena en el río Tsangpo se levanta entre la cordillera Himalaya, a la cabeza de la garganta Tsangpo. (Foto: Bernard Hallet/Universidad de Washington)

Una presa de morrena en el río Tsangpo se levanta entre la cordillera Himalaya, a la cabeza de la garganta Tsangpo.

MADRID.- La planicie tibetana siempre ha llamado la atención de los geólogos. Su extraordinaria altitud no sólo la convierte en la planicie más extensa y más elevada del mundo (con unos 5.000 metros de media), sino posiblemente de toda la historia geológica. Su formación ha constituido tradicionalmente un ejemplo conocido de colisión entre placas continentales, que se produjo hace unos 100 millones de años a una velocidad increíblemente rápida si se compara con los movimientos actuales.

En aquel entonces, lo que hoy es la India se separó de la actual África y se desplazó hacia el norte a unos 150 milímetros anuales hasta chocar con la placa asiática. Resultado de ese "impacto" es el relieve actual de la región, donde se encuentran las montañas más altas del mundo, como la cordillera Himalaya.

Sin embargo, los expertos no han podido encontrar explicaciones definitivas a una cuestión misteriosa: ¿por qué esta planicie no se ha visto erosionada pese a estar atravesada por un río que forma la garganta más erosiva del mundo?

El río Tsangpo es el cauce más elevado del planeta y tiene una caída extremadamente abrupta. En poco menos de 100 kilómetros pierde unos 3.000 metros de altitud, arrastrando consigo una cantidad enorme de rocas y sedimento. Pese a todo, su poderosa capacidad erosiva no parece haber tenido ningún efecto sobre la elevación de la planicie.

Para David Montgomery, de la Universidad de Washington (EEUU), y colegas, la clave está en los glaciares. Según los resultados de su estudio, publicado hoy en 'Nature', tanto el avance como el retroceso de los glaciares parecen haber ayudado a conservar intacto el estado de la planicie al ejercer de presas.

Muros de hielo y morrenas

Durante miles de años, determinadas zonas de la planicie parecen haberse preservado gracias a la expansión del hielo en épocas frías y a las morrenas (residuos glaciares) en épocas cálidas, al formar una especie de muro o presa en los afluentes del Tsangpo que impidió la erosión.

"En el borde de la planicie, la erosión del río parece haberse evitado porque las presas allanaron la vertiente y redujeron su capacidad de cortar el terreno que lo rodeaba, convirtiéndolo en una especie de lago", explica David Montgomery.

Existen dos mecanismos reconocidos entre la comunidad científica que pueden explicar la conservación del borde de la planicie tibetana. Una es la aridez de la zona, es decir, la escasez de lluvias como agentes erosivos. Pero esta explicación no es suficiente, ya que "el río Tsangpo es ya un río grande cuando entra en la garganta más profunda y más erosiva del mundo", dice el resumen emitido por la Universidad de Washington.

La segunda teoría responsabiliza a las fallas tectónicas, que podrían estar empujando constantemente nuevas rocas a la superficie y compensar así la erosión. Esta explicación podría estar combinándose con la de las presas glaciales, creen los científicos.

La nueva pregunta que queda por responder es qué ocurrirá en un contexto de calentamiento global y de fusión continuada de glaciares. La planicie, que ya está sufriendo un aumento de la erosión, podría llegar a convertirse en el escenario de graves inundaciones.

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